El alcance del acoso sexual en el trabajo en España

La investigación sobre el alcance del acoso sexual en España, se ha realizado teniendo en cuenta las tres dimensiones que, hasta el momento, se han desarrollado en los estudios sobre acoso sexual en el medio laboral: 
  • la identificación del fenómeno y su medición;  
  • la explicación de sus causas;  
  • sus conexiones como concepto sensibilizador (indicador patriarcal).
Este tercer concepto, clave de este trabajo, implica no ceñirse al fenómeno, sino ponerlo en relación con las visiones que mujeres y hombres tienen de la sexualidad, la forma en que estas visiones impregnan las relaciones laborales, las desigualdades y obstáculos que encuentran las trabajadoras. Se trata de utilizar el concepto de acoso sexual para conocer el mundo del trabajo, en lugar de emplear variables laborales para explicar el acoso.
 
Los objetivos del estudio han sido:
 
  • Analizar la incidencia y la magnitud del acoso sexual en el ámbito laboral.
  • Analizar la distancia entre la presencia de acoso y su reconocimiento e indagar sus causas.
  • Identificar las características personales que pueden influir en el hecho de sufrir acoso sexual.
  • Analizar las condiciones del entorno laboral que pueden aparecer asociadas con mayor frecuencia a conductas de acoso.
  • Analizar las circunstancias más comunes que rodean el fenómeno y lo caracterizan, siempre tomando con precaución la idea de un tipo de acosador o acosada.
  • Comprobar las consecuencias y las interdependencias que el acoso sexual tiene con otras variables que miden la posición relativa de los trabajadores en el mundo laboral.
  • Conocer la percepción social del acoso sexual entre la población trabajadora española.
  • Establecer factores de riesgo que permitan intervenir sobre las causas del acoso.
 
El 18,3% de las mujeres españolas trabajadoras ha vivido a lo largo de su carrera profesional alguna situación de acoso sexual. Esto significa que dos de cada diez trabajadoras sufren o han sufrido a lo largo de su vida laboral comportamientos de naturaleza sexual molestos u ofensivos. Los comportamientos a los que se hace referencia y el porcentaje de mujeres acosadas que han sufrido alguna de estas situaciones son las siguientes:
 
  • Invasión del espacio físico por parte de compañeros o jefes (61% de las mujeres acosadas)
  • Presiones para mantener relaciones o salir juntos (9% de las mujeres acosadas)
  • Extorsión de superiores para obtener mejoras a cambio de relaciones sexuales (11,8%)
  • Roces o tocamientos por parte de compañeros, jefes o clientes (15,5%)
  • Asalto o agresión sexual por parte de alguien del trabajo (2%)
Si además se tienen en cuenta y se contabilizan un conjunto de comportamientos bastante frecuentes como los chistes de contenido sexual, la exhibición de imágenes pornográficas y los comentarios sobre el cuerpo y la vestimenta de las trabajadoras, que otros estudios catalogan como “acoso leve”, la cifra alcanza la mitad de la población femenina ocupada en España.
 
Estas situaciones generan un entorno sexista, por lo cual encontramos que:
 
  • Entorno con sexismo fuerte (el 12.2% de las trabajadoras)
  • Entorno de sexismo leve (38,2%)
  • Ausencia de sexismo (49,7%9)
Tan solo el 6,6% de las trabajadoras españolas reconoce abiertamente haber sufrido situaciones de acoso sexual a lo largo de su vida laboral y prácticamente todos los estudios muestran cómo las cifras caen drásticamente cuando se les realiza a las mujeres una pregunta directa que incluya el término “acoso sexual”.
 
La forma más común de acoso sexual entre las trabajadoras acosadas es la “invasión física” (el 61,8%). Los roces y los tocamientos destacan en segundo lugar (el 15,5%), seguido del chantaje de un superior (11,8%). Otro 9% se ven sometidas a presiones para mantener relaciones por parte de compañeros, jefes y clientes y, aproximadamente un 2% es víctima de algún asalto o agresión sexual.
 
Los rasgos personales de la trabajadora no afectan al tipo de acoso sufrido, sin embargo las condiciones de trabajo sí aparecen estrechamente asociadas a las distintas modalidades de acoso. El chantaje se ejerce sobre las trabajadoras con mayor precariedad laboral, alcanzando el 21% entre las trabajadoras sin contrato.
 
Se produce sobre todo en entornos de trabajo feminizados (17%) desapareciendo casi por completo en los mixtos feminizados, que parecen más proclives a la invasión física. Las presiones para mantener relaciones y las formas más físicas del acoso como tocamientos y agresión son más propias de aquellos entornos con mayoría masculina.
 
La posición del acosador también influye en el tipo de acoso. Es sobre todo, obra de superiores jerárquicos (57%) y la forma más común es el chantaje o la presión para mantener relaciones. Sumados, compañeros y clientes protagonizan el 41% de las situaciones, adoptando el acoso la forma de invasión física o intromisión en la privacidad de la trabajadora. El acoso sexual por parte de subordinados es mucho más raro.
 
El reconocimiento de una situación de acoso no depende ni del nivel de estudios ni del puesto que se ocupa. No obstante, existe una relación inversa entre jerarquía y reconocimiento. Es interesante destacar que las profesionales y las directivas apenas identifican los actos ofensivos que viven como acoso.
 

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